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Entre las definiciones que encontramos en el diccionario de la RAE, celebrar es realizar un acto festivo por algo que lo merece, y eso es lo que hicimos el viernes 8 de noviembre, celebrar porque ellos, nuestros alumnos, lo merecen.

Una vez más, nuestro cole se pone de gala para vestir la Celebración del aprendizaje; paredes acicaladas con evidencias, aulas vibrando con pasos de un lado a otro entre murmullos y risas, bolígrafos que dejan aún sus últimas huellas, y, como no, el complemento por excelencia, el porfolio. Porfolios de todos los tamaños y colores, cada uno de ellos únicos e irrepetibles, que esconden todos los pasos del proyecto realizado. Pero no habría fiesta sin anfitriones, y ahí estaban nuestros alumnos.

Ellos y ellas son los encargados de presidir esta magnífica velada. Llenos de orgullo y algún que otro nervio del directo, nos presentaron su proyecto de ciencias, su producto final conseguido que reflejaba lo aprendido y, al mismo tiempo, el camino que siguieron para alcanzarlo nuestros chicos y chicas  de Infantil se encandilaron con la Monalisa y las creaciones de Leonardo, los pequeños de Primaria entrenaron el método científico y realizaron conciertos con materiales reciclados estudiando la propagación del sonido, al mismo tiempo que los mayores creaban maquetas, sites o circuitos eléctricos. Para muchos era su 25º vez, sus bodas de plata, y podíamos darnos cuenta de ello al ver su puesta en escena con fluidez, aplomo y caras rebosantes de orgullo.

Y los anfitriones, necesitan siempre de su gran apoyo, los padrinos de este evento. También imprescindibles, aunque menos visibles, los profes. Ellos se encargan del trabajo previo, preparar a los alumnos para llegar a este día cargados de experiencias que compartir. Durante 5 semanas organizan las actividades correspondientes para hacer del aprendizaje algo vivo, algo que los alumnos nunca olviden. Actividades individuales y cooperativas, así como otras hechas interniveles, entre diferentes cursos y edades, siempre con pausas metacognitivas para saber qué y cómo van aprendiendo sus alumnos. Pero todas ellas diseñadas con el mismo objetivo, sacar lo mejor de cada uno. Y muchos de estos profesores celebran también su , pero como ellos dicen, por mucho que salgan a escena siguen acompañándolos los nervios propios de las situaciones importantes.

Y no hay celebración sin invitados, algunos incluso venidos adrede desde otros puntos de España, así que nuestras aulas se llenaron de familias expectantes y llenas de alegría que esperaban impacientes escuchar sus voces y todo lo que los niños tienen que contar. Voces llenas de contenidos y competencias, del qué han aprendido y cómo lo han hecho, que definen lo esencial de su día a día en las aulas. Las caras de nuestros invitados, las familias, pasaron en la celebración por diferentes fases, risas de alegría por poder compartir, ojos saltones de sorpresa al ver lo aprendido, así como bocas abiertas que mostraban su orgullo. Las clases estaban llenas, primero para ver a sus hijos, hermanos, nietos…pero luego, pasearon también por otras aulas donde sabían que los esperaba más alumnado deseoso de compartir lo aprendido.

Gracias a todos, pudimos volver a vestir al cole de gala para celebrar nuestras bodas de plata, nuestra primera celebración del curso, pero 25ª de la historia.

Alcemos las copas llenas de esperanza y brindemos por estas veinticinco y por veinticinco más juntos compartiendo nuestros éxitos, sin olvidar que lo hacemos por ellos y ellas, por nuestros alumnos, por nuestra sociedad del mañana.

Marta Monserrat

Directora de Trilema Safa

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