Esto no lo podíamos imaginar. Nadie podía pensar que un virus (con nombre de corona) nos recluyera en nuestras casas como castillo de salvamento ante un enemigo que es invisible. Ha sido de forma inesperada e incomprensible. ¿Cómo explicarle a nuestros hijos que no pueden ir al colegio ni salir a la calle a dar un paseo por algo desconocido y que no tiene un antídoto de vacuna? Es difícil de comprender para los mayores. Se hace más complicado explicarlo para nuestros hijos. De un día para otro nos cambió la rutina. La vida, en definitiva.
Pero esta crisis sanitaria nos sirve para reforzar los valores de la persona. Lo primero es empatizar. Lo segundo adaptarse a las nuevas circunstancias. Y lo tercero, y no por ello menos importante, ser solidario. Son tres valores que pueden servir de lección para nuestros hijos en su nueva escuela: nuestras casas. Los profesores están haciendo un trabajo extraordinario para que los niños sigan conectados, en esta ocasión de forma digital, a su aula y resulta muy importante la conexión diaria con sus compañeros. El profesor se convierte en el mejor despertador de la esperanza de nuestros hijos en días complicados de entender.
Hablamos de valores. El del profesor mencionado y el de la familia. Los padres y los hijos conviven durante días enteros en los domicilios con la ‘prohibición’ de salir a la calle. Esto nos permite entrar en una nueva dimensión. Compartimos y aprovechamos nuestro tiempo para conocernos mejor, tener conversaciones más largas y hablar de las experiencias. Vamos, en definitiva, menos atropellados. Es la asignatura que podemos fortalecer los padres que convertimos nuestros domicilios en ‘escuelas’. Recuperamos el valor del tiempo de nuestros hijos y sus inquietudes, pese a que nos parezca extraordinario. Empatizamos, sobre todo, con aquellas familias que están sufriendo la pandemia del coronavirus. Con los que pierden sus seres queridos. Damos valor a la vida. A la familia. A la clase diaria del profesor que se conecta con los alumnos gracias a la tecnología.
Queremos extender nuestro agradecimiento a toda la comunidad educativa de la Fundación Trilema, que acompaña a nuestros hijos diariamente en esta situación excepcional y que tengan esperanza en que saldremos reforzados de esta situación. ¡ANIMO Y FUERZA!
Familia Sánchez-Flor
Recent Comments