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Varios trabajadores de la Fundación Trilema hemos realizado un recorrido por cuatro puntos del país africano realizando formaciones para fortalecer las capacidades profesionales de directivos y docentes de Guinea Ecuatorial.

El pasado 29 de septiembre, entre nervios e ilusiones, despegábamos desde Madrid cuatro miembros de la Fundación venidos de distintos puntos de la geografía española, con una misión tan bonita como interesante: realizar formaciones dirigidas a directivos de centros escolares y maestros de educación infantil y primaria en varios lugares de Guinea Ecuatorial. Durante quince días hemos compartido recursos, comparado impresiones educativas e intercambiado las riquezas de ambas culturas generando espacios de crecimiento profesional y personal.

  Nuestra ruta de formaciones nos ha llevado a recorrer gran parte del estado, impartiendo cursos en las ciudades de Malabo, Bata, Ebebiyin y Evinayong, donde distintas congregaciones religiosas nos han acogido en sus comunidades, alojado y cuidado estupendamente (Religiosas de Jesús-María, Hermanas de la Caridad de Santa Ana, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza).

Uno de los mayores regalos que nos ha ofrecido esta experiencia ha sido conocer los centros escolares que pertenecen a nuestra red de Escuelas que Aprenden, a los cuales destinamos la mayoría de nuestras campañas solidarias de centro. El Colegio María Rafols (Mbini) y el Colegio La Milagrosa (Mokom). Están muy agradecidos por nuestras colaboraciones y nos piden que lo transmitamos a toda la comunidad educativa. En esta ocasión hicimos llegar parte de la ropa recogida durante el mes de septiembre y la aportación económica de nuestras flores solidarias del mes de mayo.

 Durante los días libres de curso, pudimos conocer el día a día de los centros, asistir a las clases, impartir algunas sesiones, jugar con los alumnos, conocer al profesorado y realizar pequeñas formaciones con ellos al terminar la jornada, ampliando lo que recibieron en los cursos a los que también asistieron.

Para terminar, mis últimas líneas quieren expresar mi gratitud a todas las personas con las que hemos convivido durante estos días: Gracias a las congregaciones por acogernos, cuidarnos, hacernos sentir como en casa y por las preciosas labores que realizan y gracias a los docentes y al resto de los hermanos del pueblo ecuatoguineano por tanto compartido y recibido.

Javier Burgos Alba

 

 

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