El final del segundo trimestre lo recuerdo caótico y angustioso,decisiones día a día, preocupación de cómo estarán los alumnos y sus familias, llamadas telefónicas, situaciones extremas en algunos casos y un final de día con sensación de impotencia. El tercer trimestre parece que lo hemos empezado con una profunda respiración y hemos dicho “¡a por ello!”.
Tengo una clase de primero de primaria,7 años. Hemos empezado con una propuesta de asamblea a las 11 de la mañana para no coincidir con hermanos. Primeros días de emoción y caos, hemos trabajado el turno de palabra con “silenciar el micro” y ya lo hacemos estupendamente.
A medida que pasaban los días, hemos adquirido una rutina en la asamblea y como funciona tan bien, hemos dejado esa asamblea todos los días. Pero, os preguntaréis, ¿qué hacemos en una asamblea diaria? Primero nos saludamos y nos contamos cómo estamos. Un día, leemos una poesía de Gloria Fuertes, porque es su poetisa favorita y hacen un dibujo sobre lo que han leído. Otro día decidimos hacer un dictado de números y les resulta tan divertido, que alguno propone para el próximo día un bingo.
También, dos días a la semana dedicamos la asamblea al proyecto de geografía, donde la propuesta es investigación sobre algunos aspectos curriculares del curso como el sistema solar, paisajes… Pero la propuesta es amplia y flexible para que investiguen lo que les apetezca y lo comparten con sus compañeros…
Cuando acaba la media hora de asamblea y cierro el Hangout Meet ¿qué siento? Pues me siento como cuando estoy con ellos en el aula. Te olvidas de todo lo demás, disfrutas el aprendizaje del diálogo, la flexibilidad de temas y aprendizajes y el brillo de la motivación en sus ojos.
Por eso, en estos momentos de asamblea, reflexiono y dibujo qué contenidos competenciales son esenciales trabajar con ellos. La escritura espontánea para que expresen lo que están viviendo, la lectura comprensiva para que conecten con su entorno más inmediato y puedan ser personas críticas ,la resolución de problemas desde el pensamiento del razonamiento.. También reflexiono sobre el feedback que hago de todas las actividades que me envían. Un feedback en positivo que lleva implícito: “lo estás haciendo muy bien, ánimo. Además te propongo el reto de mejorar en…” Así, el otro día en la asamblea me dijo una alumna “me quedo con eso que me dices, lo estoy haciendo muy bien…”
Y finalmente reflexiono sobre la evaluación, que es todo ese acompañamiento que vamos haciendo del bienestar de ellos y sus familias, ese diagnóstico diario de cómo llevan la situación y esa esencia de evaluación que siempre nos acompaña en las escuelas Trilema: El grado de consecución de cada uno y cómo acompañarlo en su crecimiento integral y global de la persona.
Esta asamblea, ahora mismo, es mi aliciente todos los días para pensar lo mejor para mis alumnos, estén o no estén, porque las ausencias de algunos de ellos también me hace reflexionar otras vías para saber simplemente como están.
Azucena Vega. Tutora de 1º de primaria
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